Ya esta aquí el calorcito pegajoso, para todos esos que les gusta el calor. ¿No hay nadie al que le gusta el frío? Lo malo es para las gorditas como yo lo pasamos fatal y que no nos gusta nada de nada pasar calores. ¿Pero como se puede preferir cuarenta grados a veinte, con lo bien que se está con una chaquetica?
Menos mal que este año en casa nos hemos cambiado el aire acondicionado y da más frio. Así que ya me veo todo el verano tirada en el sofá por el día y viendo las estrellas por la noche desde la terraza. Que por otro lado tampoco es tan mala idea. Te coges un libro (no hace falta que sea bueno, con que este entretenido vale) un buen vaso de té frio y de vez en cuando (muy de vez en cuando) un trocico de chocolate y oye, el que no se conforma es por que no quiere.
Y lo digo precisamente yo, que me estoy quejando siempre de la vida. Pero gracias a las buenas lectoras que tengo en este blog, que me suben un poco el ánimo, lo voy superando, gracias, chatas. Y por supuesto a mi familia, que aunque no me hagan mucho caso, sé que lo hacen para que yo vea que tengo que superar las cosas sola, y así es, porque si no se quiere una misma ¿quien te va a querer más y mejor?
Ya sé que hay gente peor que yo y bastante, pero cada uno ve las cosas de diferente manera, y por mucho que te digan, tú te haces tu mundo ficticio y no ves más lejos de tus narices.
Qué cosas digo y qué poco me las creo, aunque pienso que cuando sea viejecica ya habré aprendido y viviré mejor. Más que nada, que como no me enteraré de las cosas, seré mas feliz, lo veo por la tía de mi santo, que se ha quedado con que tiene sesenta años (tiene noventa y uno) y oye, es la mar de feliz a su estilo.

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