Estar hasta los ovarios suele sucederme a veces. Cuando era cría no podía comer según qué cosas por que los bolsillos estaban bastante vacíos, aparte que tampoco conocíamos en mi familia las cosas buenas que hay ahora, lo cual casi era una ventaja pues así no teníamos envidia.
Y ahora que gracias a Dios puedo por que los bolsillos los tengo mas o menos bien…, no puedo por la salud. Las cosas que no había en mi niñez y juventud o que yo no sabía que había y que estaban buenas…, ahora las tengo casi totalmente prohibidas. Como para no estar de los ovarios.
Y otra cosa más que no quiero ni recordar. El viajar; lo que a mí me gusta…, y antes no podía por que había que trabajar, y ahora que estamos jubilados, nos quitan viajar por la maldita pandemia. Solo puede viajar el virus y encima no paga el transporte.
Saldrá el sol algún día, espero que si y que no tarde, por que ya no me quedan muchos años. De vida si, pero de cuerpo como para irse de viaje a conquistar el mundo mundial como que no, hay que ser consciente de eso.
La fotografía de arriba muestra a mi pareja con caras de mala hostia por no poder viajar. Yo soy la sargantana que se esconde a la derecha y sale del plano buscando la salida hacia la playa. Sigo sin encontrarla.

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