Hemos estado unos días pasándolos con mi hijo en Teruel, ya que ahora trabaja allí. Ese Aragón tal vez menos conocido por el conjunto de los aragoneses, pero tremendamente amable, sabroso incluso. Con las visitas ya nos conocemos los rincones y las guapas cafeterías, y eso es un lujo de convivencia.
Muy bonito todo, sus calles, sus torres mudéjares, la catedral y su Museo…, y las cuestas. Mira que cuestan subir las cuestas…, bajarla ya es otro cosa.
Pero poco a poco el cuerpo se va acostumbrado, parece mentira pero si. Yo creo que las cuestas según las pisas se van quedando más planas. No sé, algo hay.
El primer día tenia que descansar a las cinco minutos, el segundo ya subí dos cuestas seguidas sin casi parar, y hoy… hoy he batido mi propio récord, sin descansar todo de el tiempo subidas y bajadas.
Lástima que ya volvemos a mi Zaragoza, a mi casica pero volveremos más, ya lo creo. He estado muy a gusto en su casa, pero un secreto os voy a decir. Como la cama de una no hay ninguna.
Ahora a descansar y a preparar el próximo viajecico. ¿Algo de playa? ¿Algo de Andalucía en cuenta dejen de atacar los virus de forma sorpresiva?

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