Mi santo marido se colecciona desde niño un montón de cosas, y entre una de ellas son fósiles y minerales. Tiene muchos minerales de todos los tipos y tamaños pero le faltaba uno muy difícil de conseguir, y esta semana después de darnos un buen susto y tener unos buenos dolores y tras cinco horas en urgencias ya tiene su peculiar piedra del riñón.
Un mineral "natural" y doloroso que guardará con cariño. O con odio.
Una puñetera mierdecica del tamaño de la cabeza de un alfiler y que parecía que lo iba a matar de dolor.
Son unas piedras diminutas y casi negras, marrones oscuras por decirle un color, y hay que mirarlas con lupa y sonreír.
Menos mal que son dos pues así de perder una siempre le quedará otra para que no nos dé otro susto, y guardar para su colección. ¡¡Estos asustadizos!!

No hay comentarios:
Publicar un comentario