Ana Rosa Quintana en su programa de Telecinco decía sobre los hijos del Ortega Cano, que qué pobres, primero se quedan sin padres, con lo cual son adoptados, una vez adoptados se muere la madre, y ahora el padre, que poco le falta.
Hombre, pobres, pobres, lo que se dice pooobreeees; ya nos hubiera gustado a muchos cuando se nos mueren los padres jóvenes, quedarnos en la situación que se quedan ellos, con un buen patrimonio. Y no salimos en la tele.
El hijo, que según dicen las malas lenguas se lleva mal con su padre y cuentan que si se iba a ir a su país cuando cumpliera la mayoría de edad con la herencia que le había dejado su madre, muy por la labor de querer a su padre en vida no parecía estar.
Ahora ya no se irá por que no quiero decir (no quiero ser mal agüero, pero el pobre Ortega Cano si que es pobre de espíritu) que muerto el perro se acabo la rabia. Y ahí que se les va a que quedar todo, a los que se van al otro barrio, con perdón. Tanto trabajar, tanto arriesgar su vida en los toros, ¿y para qué?, pues para morirse como todos los mortales.
Y disfrutar ya lo disfrutaran otros. Por eso ay que vivir cada día, e intentar ser feliz con lo que tenemos, aunque sea poco. Es lo que tenemos los pobres, que nos conformamos con poco. No nos cabe otra.
Cría cuervos y te sacaran los ojos, dicen en mi pueblo. Pues eso.

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