Hoy como estos días de antes y los que vendrán, es de los de pronostico reservado, con calor que invade hasta los huesos.
¿Pero como le puede gustar a la gente este calor? No lo entiendo; yo cada día lo aguanto menos. Debe ser la edad que tengo y las calorías que me sobran, por que yo me acuerdo cuando era joven —que lo fui— y entonces no tenia tanto calor.
Para empezar no existía el aire acondicionado y ahora no podemos pasar sin el.
¿Que seria de mi sin el aire acondicionado? Es como una droga dura, en cuanto dejas de estar debajo, te entra el mono.
Y tengo que decir que de momento duermo bien, por que por la noche tengo la ventana abierta encima de mi cabeza. Más que nada por que no tengo aire acondicionado y aun así no paso calor en el dormitorio.
Si ya de por si estoy ¡choz! ahora estos ¡choz! y ¡pup!, osea, que no hay quien me aguante. Quiero que venga el invierno, o el otoño, con eso me conformo, o el cierzo, que un poco de aire tampoco esta mal.
Llevo desde las 6 de la mañana despierta; como duermo con la persiana subida enseguida entra el sol y me despierto, madrugo, y luego a las 10 de la mañana ya tengo sueño.Y es bobo de mi santo sigue durmiendo como si la luz o el calor no fuera con él. ¿Será de otro planeta?
Pero que “rarica” soy, ¡dios!, ya lo sé , me lo digo yo para que no me lo digan los demás. Hago lo mismo con la gordura, cuando veo que me miran los conocidos, los demás me dan igual. La primera que les dice que estoy gorda soy yo para que vean que lo sé y no hace falta que me lo digan. —Qué pase, ¿qué estoy gorda?, ¡y qué pasa pues!
Voy a seguir haciendo las faenas que aunque paso calor, como sudo, algo de peso perderé, digo yo.

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