Hemos estado esta mañana (mi santo y yo junto a nuestra hija) en la consulta de una profesional psicóloga de la S.S. que ya le había visitado otras veces mi hija, y sobre la que no nos llegábamos a veces creer lo que la chica nos contaba de sus consultas anteriores.
Hoy lo hemos vivido en primera persona. Lleva una semana con ataque de ansiedad de alto voltaje, ayer la llevamos a una terapeuta emocional y le fue de maravilla, salió casi nueva. Entre balbuceando y en una hora salió hablando casi normal.
Pero hoy tenia hora con la sicóloga de la Seguridad Social. Bueno, pues todo lo que adelantó ayer lo ha retrasado, menos mal que estábamos allí nosotros, que le hemos ayudado a superar el trago.
Por supuesto hemos puesto una reclamación por escrito (bueno es mi santo, como para salir nervioso sin antes quejarse), que no sé si servirá para algo, pero no se pueden tener gente así en algunos puestos importantes para la salud, que en cuenta de ayudar, te haga sentir como una mierda, que es ya como se sentía mi niña de 31 años.
No la he estrangulado porque encima tendríamos que ir a la cárcel. Yo es que soy muy de estrangular con las intenciones.
¿Como se puede decir a una persona que tiene temblores, que tartamudea, que ve imaginativamente gente que le esta pegando, que llora, grita, que lleva el parte médico psiquiátrico de urgencias, que le diga repito, que es todo para llamar la atención por que su marido esta enfermo y ella quiere estar peor, que es todo mentira, y que no tiene que volver más?
Aunque así fuera, que realmente lo hiciera por llamar la atención, ¡chica, coñe! trátala bien y ayúdale para que cambie su actitud, ¡puñetera! que es tu trabajo. Y lo increíble es que al ser llamada, mi santo le ha pedido por favor un minuto para intentar explicarle lo que hemos visto en esta semana que ha estado viviendo con nosotros, y ella se ha negado en redondo a recibirnos, que ella solo habla con la enferma. Le importaba un pito lo que pudiéramos informarla los padres, los que han convivido con ella. Que no queremos más que un minuto, le ha dicho mi santo, pero no ha habido manera. Y claro, mi santo, muy educado, se ha ido a rellenar una hoja en el libro de reclamaciones.
Vamos, que si mañana mato a mi vecino para llamar la atención, no pasa nada, no estoy jirula, no debo tratarme de mis problemas. Lo hago para joder a los vecinos y mancharles la escaleras de sangre. Y que no le pregunten a mi santo los de la policía como ha pasado esta última semana, pues solo tienen que hablar conmigo. ¡Joder con la anciana psicóloga!
Mi niña es una chica muy lista y seguro que vuelve a ser la que era, faltaría mas. Que a lo mejor no tenemos que estar (como padres) tan pendientes, que es malo para nuestros hijos; pues puede ser. Pero los padres somos así, los hijos son nuestros niños para siempre.
Y un gran abrazo a todas y todos los excelentes profesionales de salud mental, de la Seguridad Social y la privada, que funcionan muy bien y ellos lo saben.

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