No se si habrá sido buena idea, ella nos lo pidió, que buscáramos un pisito cerca de nosotros, y su papa que para él es su ojito derecho (ella piense que no) se puso manos a la obra y hoy hacemos parte del cambio gordo. Muchas cosas pequeñas ya las han traído en su coche.
Ya les he dicho, en un año por lo menos no tenéis que comprar nada de nada, si acaso algo de comida para él; ella ya tiene bastantes reservas.
No pensaba yo que se podía tener tantas y tantas cosas en una casa, y acumularlas solo en cuatro años. Tienen más cosas en cuatro años de convivencia que yo en treinta y cinco.
En fin que se nos presenta un fin de semana movidico, fin de semana y semana entera, entre traslados, cerramiento de nuestra terraza, que llevamos dos meses esperando y como es lógico y normal tenían que hacerlo esta semana que estábamos descansados; y como no ¡médicos!, médicos para mis hijos y para nosotros, y no uno ni dos, hasta tres tenemos cada pareja. Necesito un “espá” relajante, ¡ya!
Pero no me quejo y estoy contenta de tener a mis hijos cerca, a lo mejor demasiado, pero ya hemos dejado las cosas claras desde el primer momento, estamos cerca para ayudarnos en cuanto nos necesiten, pero no para estar todo el día metidos en casa uno del otro. Cada uno en su casa y Dios en la de todos. Espero que me hayan entendido.

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