25 sept 2011

Ha llegado el otoño. Bueno, ha llegado "mi" otoño

Pues ya tenemos aquí el otoño, tan esperado por mi. Aunque si tengo que decir la verdad me gusta el tiempo que hace, pero estoy hecha una mierdecilla, me sienta fatal. Se me caen las hojas mentales de mi podrido coco, como se les caen las hojas a los árboles cansados del verano, mecachis.
Tanto la primavera como el otoño, me dejan el cuerpo sin fuerzas ni ganas para nada. Será por que en verano hace mucho calor y en invierno mucho frío, o yo qué sé. Tenían que inventar un clima que fuera a mi medida, je, je. Para yo sentirme bien.
Si, soy rarica de cojo…, bueno, mejor dicho, de ovarios.
Pero oye cada una se queja donde le duele, y a mi me duele todo, hasta el alma que no se si existe.
Soy una quejicas lo sé. 

Bueno ya sé yo, y mi familia que me aguanta también, que paso unos días de esos tontos, pero tontos de verdad, y que luego se me pasan por suerte, pero mientras tanto estoy —y lo reconozco— un poquito…, no se como decirlo, impertinente, inaguantable, melancólica.
Y para postre hoy, comida familiar; bueno como casi todos los domingos. Eso me levanta un poco la moral aunque luego se me vuelva a caer. 

Por cierto el jamón lleva buen paso; dicen los hijos y amigos que vinieron ayer a cenar, que es para que el colesterol no le afecte mucho al corazón de mi santo. Nada como comprar un buen jamón de Teruel como para que dure poco. Sale caro por los pocos días que dura; en fin…, al menos se les cambia la cara al saborearlo con sus veticas finas de tocino infiltrado. Es hasta guapo de ver.

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