Este fin de semana nos vamos al Pre Pirineo, al lugar de Anzánigo, que desde hace 30 años ya no es ni pueblo, aunque tiene unos edificios muy hermosos y su propia estación de trenes, en donde para el Canfranero si lo avisas o te ven en la estación esperando al tren. Fue en su tiempo un pueblo con mucho habitantes, pero ahora solo tiene censadas unas 20 personas (de las que hay bastante más hombres que mujeres, como curiosidad rara), aunque en invierno viven bastantes menos. Si, todavía menos.
Nos invitaron a pasar el fin de semana unos amigos y a mi santo no le hace mucha gracias pues es hombre de ciudades, de aglomeraciones, de Internet, de bares y tiendas. En Anzánigo no hay tiendas pero si que hay un bar, en donde es obligatorio pedirte una cerveza sin vaso y unas olivas. Es lo que hay si o si.
Y no hay teléfono móvil pues no hay cobertura. Qué guay. Ni en casa de nuestros amigos tienen televisión. ¿podremos aguantar dos noches sin televisión?
A mi me gusta de vez en cuando perderme por los pueblos, dormir fresca y soñar con las ovejas. Me gusta comer cosas del huerto y quedar con los amigos a la fresca hasta las tantas. Creo que añoro mi pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario