Estoy en Andorra con unos amigos y mi santo, de fin de semana frío y casi de nieve. Esto ya no es barato ni se compran chollos como antes, se ha vuelto una ciudad o país para señoritos. Estamos rodeados de ricos, jope, si no no se explica la docena de huevos a cuatro euros o las peras normales a 2,50 el kilo. Digo normales.
Incluso el teléfono de mi hija está 20 euros más caro que en Zaragoza, que se lo acabamos de comprar.
Disfrutare os del paisaje, de la cama del hotel, de las hamburguesas que sirven en un restaurante cercano con jamón y bacon que están de rechupete luego seguro que son de caballo.
Está de moda comer caballo, lo sé, ahora resulta que todo lo hacen con caballo y nosotras sin saberlo. ¿Habrá caramelos de caballo?, nunca se sabe, igual me estoy engordando por comer tanto caballo sin saberlo, se lo tengo que decir a la enfermera.
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