Hoy cinco de marzo es fiesta en mi cuidad, la Cincomarzada, en donde celebramos que en el año 1838 expulsamos los vecinos de Zaragoza a los carlistas que habían ocupado la ciudad. Y lo celebramos estando todo el día en el parque que toca cada año, comiendo, bebiendo y reuniéndonos con los amigos.
Nosotros hoy lo vamos a celebrar con mis hijos, mi cuñado y cuñada nueva. Creo que hoy toca comer comida ecuatoriana, ya que comemos en su casa.
Parece que mi cuñado quiere recuperar el tiempo perdido, años fríos de poca relación con la primera esposa. Ya sé que mas vale tarde que nunca, pero yo soy muy mía y ya le he dicho a mi santo que lo de quedar todos los domingos o días de fiesta, pues como que no.
Soy la misma que hace 25 años, 10 años, 5 años, y no digo que la otra fuera “rarica”, es que él es el mismo y también podía haber hecho más por vernos. Ahora sus hijos, ósea los primos, son entre ellos unos auténticos desconocidos, y eso ya no se puede arreglar.
Las cosas se perdonan pero no se olvidan y no es que sea rencorosa, solo que cuando ellos tenían un poder adquisitivo mayor que nosotros, parecíamos los familiares apestados; ahora que todo ha dado la vuelta, sí que estamos aquí. Y sí, estamos para ayudar, faltaría más. Si ayudas a los que no conoces como no vas ayudar a tu familia, pero sin abusar. Lo poco gusta, lo mucho cansa si te acuerdas de algunos abusos familiares.

No hay comentarios:
Publicar un comentario