Hemos estado tres días en Barcelona. Tres días intensos, de andar y ver cosas nuevas. Siempre encuentras alguna novedad en Barcelona por muchas veces que vayas a esta gran ciudad. Esta vez hemos visto unos patios de casas, muy guapos, modernistas pero no de los más conocidos, algunos incluso con grandes y hermosos jardines interiores.
También hemos observado como hay gente buena, que por la noche, en una esquina de la plaza Cataluña reparten bocadillos desde una furgoneta, a un montón de gente indigente, que por cierto hay muchos por todos los sitios.
Pero lo que más me gusta de Barcelona es que aunque es una ciudad grande siguen manteniendo sus tradiciones en los barrios del centro. Sin olvidar las sardanas que los sábados bailan en la plaza de la catedral con orquesta y todo. La gente va llegando, dejan sus cosas en un montón sobre el asfalto y se ponen a bailar en corros con gente conocida o no. Pero el cuidado a la calidad sobre todo a la música callejera o a grupos que simplemente actúan para disfrutar ellos y hacer disfrutar a los que los observan, es de premio.
Es una ciudad que según por donde vas parece que estas en el pasado pero con cosas del presente, sobre todo los precios; pero bueno ya se sabe que cuando viajas hay que gastar un poco más.
Por lo demás todo muy bien, íbamos con intención de ver unas cosas y vimos otras, así que ya hay escusa para volver otra vez. Exposiciones con montajes raros, de esos que le gustan a mi santo. Procesiones en mitad de la Barcelona gótica con caballos incluidos.
Me ha gustado mucho, esperando volver, pero donde esté mi Madrid…, en fin.
La siguiente parada creo que será Córdoba.
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