Lo conseguí. Por fin me voy unos días a Córdoba, al árabe, al andaluz, al del salmorejo, guay, guay, guay. Ya tengo los billetes y el hotel, así que el martes me voy a esas tierras andaluzas que tanto le gustan a mi santo. Je, je, con sorna.
Bueno, vale, mi santo es más del norte, pero le gusta el flamenco, el vino fino y el pescaito frito. Es un tipo raro pues nunca sabes si algo le gusta por que si o por que no.
Bueno, vale, mi santo es más del norte, pero le gusta el flamenco, el vino fino y el pescaito frito. Es un tipo raro pues nunca sabes si algo le gusta por que si o por que no.
No creáis que es por lo que le dije a mi santo el otro día, sobre que no me ayudaba y todo eso, no, es que es su cumpleaños el lunes y yo que soy tan buena esposa le he regalado el viaje que se que le hacia mucha ilusión, :). A él eso del flamenquito le va mucho, así que buscaremos un tablao para ir. Lo digo en serio; a él por la tele no le gusta, pero en directo sí y es que no es lo mismo, vivirlo que verlo enlatado. Dice que le gusta el fondo, el bueno, la etnología o yo qué sé. Lo dicho, un tipo raro.
Si tengo Internet en el hotel, que creo que sí, ya os iré contando lo que vamos viendo.
Tenia pensado otra entrada, pero como era de cabreo con mi tercer hijo, ósea con mi cuñado, prefiero poner cosas mas agradables. Ya sabemos que los hijos dan problemas, pero algunos son de dar de comer a parte, como a los cerdos que quieres engordar para tener buenos jamones, por que algunos se comportan como tal.
Y sí mi santo está a punto de convencerme para comprarse un iPad con internet dentro, para —dice— seguir escribiendo cuando viajamos. Mucho morro.

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