Las nuevas tecnologías para la gente vieja (o no nueva)

Las modernidades y sobre todo las nuevas tecnologías están muy bien; pero eso de que veas por la calle a la gente que van hablando solos, es que no sabes si no están bien del coco o están hablando por el móvil con un pinganillo pegado a la oreja o se han montado la oficina por la calle con una agenda y un teléfono; yo entiendo que debe de ser cómodo llevar en la oreja ese “pichirro”, porque además si tienes que hablar mucho rato, pues irá muy bien para que no se te duerma la mano, pero queda como que muy raro, sobre todo si encima vas hasta gesticulando y moviendo las manos sin sentido, como me ha pasado esta mañana; menos mal que iba yo con mas gente.

Cuando los ves venir piensas, vaya, cómo está el pobre con lo joven que es, incluso llegas a pensar en cambiarte de acera, porque no sabes si es que está bebidillo o mal del coco.

Cuando llegas a su altura y ves que esta hablando por el móvil, te pides perdón por haber pensado mal; eso es lo que tienen las modernidades y los grandes inventos (mal entendidas por las casi de viejas como yo), por que algunos en cambio es que casi ni se notan.

Luego están esos otros que parecen una telefonista andante por la calle, de grandes que son los aparatejos que llevan por la boca y las orejas, que no sabes si es un teléfono o un audífono. Creo que llegará el tiempo en que nos lo implantaran directamente en el oído, pero eso por suerte ya no lo veré yo.

Por cierto, con cincuenta tacos ¿se está ya más “palla” que “paca”?, igual soy yo, que estoy anclada en los años del blanco y negro.