He estado unos días en Barcelona, que es más o menos lo contrario a Madrid, en casi todo. Barcelona es como más Europa, no sé, como una ciudad más diseñada y además con barrios céntricos que te sorprenden por sus pequeñas tiendas, sus comercios de todo lo que no te puedes ni imaginar. Las ciudades que tiene miles de rincones y callejas, una vez que has perdido el miedo de ir por las noches, son como más humanas, más vivas, menos artificiales.
Barcelona tiene la ventaja del mar y de su historia, de tener unos barrios estrechos que hay que cuidar y de una vida cultural de muchas pequeñas cosas, que Madrid no tiene. En Madrid hay más museos, más señoras y señores paseando por las calles, pero menos gente joven, menos vida de esta que sale luego por la tele, como la modernidad que cambia el mundo.
Estuvimos en un restaurante de lo más chulo, todo muy moderno y llevado por cuatro chavales jóvenes. Súper amables y muy bien de precio. Y en una cafetería pub o lo que sea, que lo llevaban todo ingleses y en donde solo se hablaba inglés. Nos metimos de casualidad, pero nos pareció súper simpático y muy útil para aprender y practicar idiomas. La cerveza era inglesa, las camareras inglesas que casi se negaban a entenderte en castellano, la tele inglesa, los carteles, la forma de la decoración, una pequeña biblioteca con libros en inglés. Muy chulo.
El Barrio Gótico de Barcelona está lleno de tiendas de arte que en realidad son casi pequeños museos de muy variados artistas, en donde mi santo se quedaban los tiempos muertos. Es caso es convencerle de que Barcelona bien vale otra misa para marzo. Bueno, lo de la misa es un decir por compararla con París. Pues eso, que Barcelona bien vale un buen bacalao a la llauna.
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