7 jun 2010

Mañana de película de Paco Martínez Soria, lo juro.

Esta mañana, he ido a renovarme el carnet de identidad (con cita previa, que esa es otra) y al entrar salía una señora mayor (más mayor que yo) con un enfado de impresión. Se quejaba de su foto del carnet, decía que la habían sacado muy mal que parecía una delincuente, que los digitales eran todos unas mierdas (literal), esto no puede ser —le decía la que iba con ella— yo que tú entraba y me quejaba. Es que estoy blanca blanca, insistía la señora y es que es para siempre (la señora tendría ya sus setenta y pico años) y claro esto es un problema gordo. Hay que decir que la señora de agraciada nada y como es lógico, las fotos las habría llevado ella.
Bueno pues ha vuelto a entrar a la comisaría y vaya como se ha puesto (estábamos esperando turno), el señor que estaba haciendo los carnet le ha dicho muy suavemente que ella había traído la foto, pero la mujer insistió diciendo que ella no estaba tal mal en las fotos.
—Señora, yo no tengo la culpa.
—Pues quiero otro mejor, ¿es que no ve que no se nota mi cara, que no se me ve?— mientras le enseñaba el carnet casi metiendoselo por los ojos, para el genio que suelen tener estos funcionarios de policía.
Increíblemente el señor tenía toda la paciencia del mundo, os juro que yo la mando a…, pues nada (le ha terminado diciendo) hágase otras fotos, pida cita nueva y vuélvaselo hacer; —seguro —decía la señora— otra vez tres meses esperando. Pero mientras tanto allí estábamos esperando todo el mundo por una puñetera foto blanca que qué más da. 
Se ha ido despotricando, pero se ha ido.
La pena es que no sabremos como quedara la cosa, yo creo que se lo meterá en cartera y ahí se quedara para siempre. Y digo yo, que qué mas da como quedes en el carnet, si quitando para pagar con tarjeta no te lo piden casi nunca, incluso a veces ni para eso te lo piden. En fin, en la calle me reía, pero dentro me la hubiera comido por hacernos esperar para nada.

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