Esta mañana he estado desayunando en el Corte Ingles, teníamos que hacer unas cosas por el centro, y ya hemos aprovechado para tomarme mi cafecito de mitad mañana que me sabe gloria —en unos sitios mejor que otros pero casi siempre esta bien en todos —, otra cosa son los churros, aquí fallamos mucho y ya no son tan buenos en todos los bares.
A lo que iba, estaba a tope y eso que es grande, pero lo que más me ha llamado la atención es que estaba lleno de señoras mayores, pero mayores, de los 70 para arriba, todas muy bien apañadas, algunas en grupos pero otras solas, y yo inocente le pregunto a mi santo ¿y los maridos donde están?, pues seguro que ellos estarán tomando café pero en las alturas, ya sabes que hay más viudas que viudos, y debe tener razón —pues oye hacen bien—, y allí estaban, con su zumo de naranja, sus churros, tostadas o cruasanes con mantequilla y mermelada, su café con leche, y ahora me vuelvo a preguntar, ¿qué pasa que ellas no tienen ni colesteroles ni diabetes y todas esas cosas que tengo yo que soy más joven?, o es que piensan ¿si total para lo que me queda aquí pues a vivir que son dos días?
Pues muy bien por ellas.
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