Los niños lloran por culpa de los adultos

Hoy hemos pasado por un colegio de primaria del barrio y antes de llegar a él se oía llorar muy fuerte a un niño como de unos tres años, era la hora del recreo y estaban todos por allí jugando, todos menos el que lloraba.

Su madre —me imagino que con toda su buena intención— ha pasado por la acera que daba al recreo y el niño en cuanto la ha visto pues eso, se ha puesto a llorar y a gritar, ¡mama, mama!

Agarrándose a los barrotes de toda la verja ha recorrido todo el patio del recreo gritando. La mama se ha ido llorando de ver a su hijo sabedora de su error (es que no hay que ir a verlos).

Hasta aquí todo dentro lo normal, errores de las mamas primerizas.

Pero lo que más me ha llamado la atención es que estaban cinco profesoras en corrillo hablando a escasos metros y ni se han inmutado, ellas han seguido hablando como tal cosa, y el chaval llorando a todo llorar; ¡mujer! por lo menos aunque veas que es por imprudencia de su madre, acércate y consuela un poco al niño, que es lo que tienes que hacer, vigilar a los niños, y si en cuenta de llorar por que ha visto a su madre, es por que se ha caído, le duele algo, no sé, yo en mis tiempos que trabajaba de profesora en un preescolar, en la hora del recreo nos las pasábamos paseando y atenta a lo que pasaba, cada una por un lado para vigilar bien, sobre todo los primeros días, que están todos tan sensibles.

La verdad es que los primeros días eran horribles, todos llorando, con los mocos colgando, pegaditos a ti, los 30 alrededor tuyo, no como ahora que ya desde el primer día parecen que van más contentos, pero siempre hay excepciones, como este niño de hoy.

¡Cómo cambian los tiempos.!