Ayer estuve (estuvimos) en el teatro viendo la obra “Los 80 son nuestros”. Esta bien, pero yo pensaba que era un musical y me quedé con dos dedos de guasa en la cara, no sé por qué me había hecho yo esa idea.
El caso que allí estuvimos los dos en un palco, la mar de anchos y tranquilos, nadie te tapa, por que el Teatro Principal, que es el mas importante de mi cuidad, es muy bonito y antiguo, pero está un poco viejo y los asientos están muy juntos tanto a los lados como con los de delante y detrás.
Bueno que la obra trata de un grupo de amigos de los años 80 que cuentan la historia de una Nochevieja, más o menos, pero con muertos incluidos.
Para mi gusto un poco larga, los actores que son —claro está— muy jóvenes, algunos de series famosas de la televisión, actúan bien.
El caso es que al menos salimos un poco y cambiamos por esa tarde la rutina de nuestras vidas. Solo faltó la cena pero salimos tarde del teatro, hacía frío y lo que apetecía era llegar a casa y tomarse un buena infusión.
Esta fin de semana me toca abrir el restaurante, hoy unos amigos, mañana otros, y luego mis hijos los mayores; cada día con unos distintos. Menos mal que tengo ayudante y algunas cosas me las hace él.

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