He estado tres días de viaje, os lo juro, sólo tres días. He visto una coral ortodoxa griega en su catedral maravillosamente pintada; he comprado sopas de algas en una tienda de productos chinos y CocaCola de vainilla en otra tienda de alimentos de EEUU; he comido en un restaurante italiano una pizza de verdad y unos entremeses italianos; vimos un teatro castellano durante cinco horas con un tal Mario que no salía y además no lloramos; nos invitaron los de la Junta de Andalucía a una representación de flamenco cantado y bailado y nos dieron por todo el morro jamón de Jabugo y una copa de fino bien fresca; mi santo dice que descubrió la pintura abstracta de no sé qué país en el Tyssen; en CaixaFurum nos enseñaron lo complicado que es vivir en la India en un vídeo duro pero precioso y vimos también desfilar a varios grupos de sudamericanos con unas máscaras de Carnaval chulísimas y de un trabajo tremendo, que habían traído de sus países.
Y todo esto en sólo tres días y en Madrid.
¿Para qué hay que viajar más lejos?

No, en el Museo Tyssen descubrí la pintura angloamericana del siglo XX, que ya conocía pero no había visto "de cerca".
ResponderEliminarEs un lujo que complementa al Museo del Prado y al Reina Sofía. Entre los tres, tenemos un lujo que hay que cuidar y promocionar todavía más.