El sábado haciendo zapping en un descanso de la peli que estaba viendo, puse el programa de Telecinco “La Noria”. Qué vergüenza, salía una señora hablando con la cara difuminada o por la espalda ya que no quería que la conociéramos; —Tranquila que a café no te voy a invitar— pensé cuando me entere de quien era.
La madre del un tal Cuco, cómplice de un asesinato al menos. Para los que me leen fuera de España les diré que el tal “Cuco” con otros más, mataron o escondieron el cadáver de una chica de 15 años, y todavía no sabemos donde tiraron el cuerpo.
Esa era la señora, la madre, que no quiso dar la cara, pero si cobrar, porque cobrar, cobró dicen que 10.000 euros brutos, o 7.000 euros netos por salir a hablar de lo bueno que era su hijo, el cómplice.
Y digo yo: ¿quien tiene menos vergüenza, la madre que parió este animal, o el programa que pagó para que venga a contar la historia que contara que en realidad no quise oír?
Pero por qué no verle la cara. Si fuera una persona normal, con un hijo que hubiera hecho algo importante en su vida —quiero decir bueno—, estaría orgullosa de hijo y presumiría, para que la gente la saludara.
Pues este caso debería ser igual, a lo mejor no le decían cosas bonitas, pero decirle seguro que le decían. ¿O acaso tiene miedo de que le hagan a ella lo mismo que hizo su hijo a una amiga suya?
Por cierto, para los que se les haya olvidado. El cuco, es esa ave tramposa que pone los huevos en el nido de otras aves para no tener que cuidarlos y calentarlos y que en cuanto nace, el muy cabrón —digo el ave— se dedica a tirar fuera del nido los huevos de sus hermanastros o a matarlos de picotazos, para que así la nueva madre le alimente solo a ella, pues como crece mucho y se vuelve un bicho grande, necesita comerse todo ella solita. Vamos un ave asquerosa y asesina, como podemos entender. El cuco es un cabrón —el ave, se entiende— pero la madre que le lleva al nido de otra ave para que mate a sus hermanastros, ni te cuento.













