¿Pero es que la gente no sabe que la siesta es sagrada en este santo país? ¿Por qué a la hora de la siesta tienen que llamar por el teléfono fijo para ofrecerme que me cambie de compañía y al móvil mensajitos como que me ha tocado un coche que nunca quiero?
Yo no sé los coches que tengo concedidos; claro como no los voy a buscar, pues ¡ala! más mensajitos diciéndome que soy tonta por no ir a recoger coches de las marcas más caras posibles.
¿Y el correo comercial?, ¿que me decís del correo comercial que te llama al telefonillo del patio diciendo siempre que son “Correos” o a los sumo “correo del banco” y luego son propaganda del nuevo restaurante chino del barrio?, claro, como los chinos no tiene siesta, me la quieren jorobar, seguro.
¿Es que no hay otra hora para echar la propaganda por los buzones?, ¿es que los pobres repartidores de propaganda no duermen la siesta, que es casi lo único bueno que hay durante todo el día?, para mi es sagrada, pero sagrada de reverenciar, duermo mejor en la siesta —cuando me dejan— que por la noche.
Y hoy para rematar, cuando estaba volviendo a coger el sueño, ¡zas! mi santo diciéndole a mi hijo a grito pelao, que habían matado a Gadafi, y a mi casi me hace lo mismo pero del susto, no te fastidia.
No contentos, esta familia que yo creo que hoy estaban por jorobarme no sé muy bien por qué, va el perro y como si mi cuerpo fuera el monte y él la cabra, se pone a saltar encima de mi cuando pillaba el sueño tonto.
Total que me he tenido que levantar. Os podéis imaginar de qué leche.
Y a todo esto con tapones en los oídos, que hoy tampoco me han hecho efecto. Hoy está visto que no era mi día. Y esta noche “Acorralados” en Telecinco, para que encima me tenga que ir a la cama más tarde. Esto no es vivir, ya os digo yo.

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