Estamos de fin de semana, apegada a una copa de pacharán, que es una bebida de mujeres fuertes y potentes como yo. Decía que igual, por el precio pagado, no nos iban a dar de comer, pero os lo juro, me estoy poniendo como una vaca frisona, que deben ser esas vacas que ya no quedan, de manchas blancas y negras y tetas gordas. Es bufett y además muy abundante en variedad y en cantidad. Deberían aprender otros restaurantes, que cobran 40 euros por lo mismo pero disfrazado de poca cantidad y mejor postura en un plato bonito.
Yo de aquí me iré más gorda, y de momento no he encontrado excusa para decirle a la enfermera cuando me controle la dieta. Le diré que es culpa de la menopausia, que es la gran mentira fácil. Mi marido me dice que hay otra manera de poder compensar los kilos que me estoy engordando, pero no sé yo, igual esa manera es buena, pero no funciona del todo. Lo probaré, je, je.
Tú prueba, y si falla a la primera puedes seguir y seguir y seguir y seguir...
ResponderEliminar