14 sept 2012

Estoy tonta, en San Sebastián he comido una ensalada

Mi santo es santo por que me conoce, y en mi cumple me ha regalado un viaje a San Sebastián que es una ciudad diseñada para pasarlo bien. Excelente comida, sidra para acompañar las tapas y los cocidos, playa que cambia dos veces al día de tamaño y temperaturas totalmente diferentes a mi Zaragoza. ¿Se nota mucho que me encanta San Sebastián?
Mi santo proviene de familia soriana, que para quien no lo sepa es como decir que ama mucho el ahorro y le cuesta más que a mi gastar el dinero. Tiene sus ventajas esto.
Pero para mi cumpleaños se ha portado, ha elegido la pensión más céntrica que ha encontrado por menos de 60 euros que es el tope que se ha puesto de regalo al día. Enfrente tengo al Hotel Londres que vale casi 5 veces más, pero él me sonríe y me dice: "mira, con lo que nos costaría una noche aquí, nosotros estamos tres noches, comemos y cenamos".
Yo me callo, pero juro que me voy a gastar más que eso, pues pienso comer bien, sea soriano o sea aragonés el mozo que me pague.
La habitación de la pensión, pues..., si, es habitación, no se puede decir que no sea habitación, o casi sería mejor decir que es media habitación. Es imposible ducharse en el baño, bueno mojarse si, pero para secarse hay que salir al dormitorio, pues los brazos no se pueden estirar dentro del baño.
Nos han dejado una silla para los dos, pues deben creer que yo me siento encima de mi santo para poderlo chafar. Eso si, mi santo está encantado pues tiene Wifi y está casi enfrente de la playa. Así anda menos.
Me voy a cenar, me pienso vengar con tapas de diseño. Pondré cara de amor y le diré que un día es un día. El muy morros se me ha comido unos garbanzos con callos que estaban de vicio, y yo me he tenido que conformar con una ensalada para no cabrear a la báscula. Eso si que es pecado, debería haber tenido compasión y haberse pedido otra ensalada, que hemos venido por mi santo.

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