19 sept 2012

Tras la gozosa vacación de playa, viene la modorra

Mi cuerpo no está preparado para los cambios bruscos, y eso de pasar de estar en la playa, tomando pinchos, y estando descansada de las labores de la casa, no es bueno para mi cuerpo serrano, que ha sido llegar a mi casa y cogerme un buen enfriamiento, creo que al cabrearse mi interior por la vuelta a la modorra normalita.

Llevo dos días tumbada en el sofá, tapadita con la manta, con la leche calentita en un lado y el agua con limón en otro.  He vuelto a descubrir que existen las mantas, tras un agosto brutal.

Tengo la ropa para planchar encima de la silla del salón, y cada vez que la veo me pongo peor. Ya sé que la debería cambiar de sitio, pero ni para eso he tenido ganas. Hoy, que parece que estoy ¿uuuuuun? poquito mejor, me prometo que lo intentaré.

Aunque con eso del estornudo y la tos, igual cae algo inesperado en la ropa y tengo que volverla a lavar. Creo que es más eficaz no hacer nada. Mirarla y desearle suerte. ¿Para cuando inventaremos una ropa que no se planche?

Ya sé que tengo dos buenos hombres en casa, pero de momento a ellos no los saco de hacer las camas y la comida, que ya es bastante. El uno se me va a la Universidad y el otro, el grande, se me va de reuniones que me dice que ha empezado ya el otoño y que ya se sabe, hay que salvar al mundo. Joder, ¿pero el mundo no es capaz de salvarse él solo?

Y mi santa hija que vive en la otra punta de la ciudad, bastante tiene con sus cosas y por si era poco se ha doblado el tobillo y ahí esta con la pata chula, bueno escayolada con vendas sin escayola. Juego poco a la lotería de Navidad, pero este año no se si jugar un poco mas, porque en algún momento tiene que venir la suerte. Mi santo tiene un poco de chepa, igual le paso los boletos por la espalda, para ver si hay más suerte.

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