3 sept 2012

Vengo del gabinete psicológico de la peluquería. El caso es hablar y que te escuchen

Acabo de venir del gabinete psicológico más barato del mundo mundial y también conocido como “peluquería”. Y digo psicológico por que sirve para contarles a las peluqueras cómo te ha ido las vacaciones con los hijos, con las cuñadas que deben ser todas unas brujas (yo no tengo), contar el calor que ha hecho, lo poco que ayudan las nueras, el mal que dan los nietos.

Vamos que aunque no tenía hora la señora, que se nos ha colado, le hemos tenido que aguantar contando todo su mal verano y aunque las chicas le han dicho que tendría que esperar un rato, ella lo que quería urgentemente era desahogarse y no le ha importado esperar lo que hiciera falta, mientras la dejaban contar todos sus improperios contra la familia. Así que entre tinte y tinte, historia de nietos o de cuñadas, les peluqueras le iban haciendo las cosas en la cabeza por fuera, mientras ella se vaciaba la cabeza “de dentro”.

No conforme con contarnos todas las vacaciones, les ha dicho —pues podíais en un momento hacerme la cera en el bigote y…—, y ya puestos las cejas de arriba y las de abajo, he pensado yo.

Las chicas, muy amables por que en los tiempos que corren no se puede perder ningún cliente, han puesto caras pero han aguantado, aunque algunas le echan un morro de premio a la jeta, que jodo. Total que la buena señora con muchos problemas ha llegado después de las que estábamos antes,  y como nosotras éramos de tinte y unas calladas, pues que se ha ido antes que nosotras, peinada y con la cera hecha, y bien “desahogadita” de sus nueras y nietos. Le han faltado hacerse las ingles brasileñas, pero como allí no nos dejan entrar a verla, de sentía mal pues no podía darnos el discurso de lo malas que son las nueras y los hijos.

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