No me gustan los millones que nos cuesta el fútbol de los famosos

Ya sé que soy muy brutica, como aragonesa que soy debe defender la posibilidad de ser bruta por genes y eso que es muy fuerte lo que voy a decir, pero así lo pienso y así lo digo, que nadie se sienta ofendido por mis palabras.

Pero no pensáis que igual que estos días (y todos del año), estamos con el fútbol a muerte, con las bandericas puestas por las ventanas y con las camisetitas puestas para demostrar que somos más españoles futboleros que le leche merengada y  a muchos no les duele en prenda gastarse el dinero en estos menesteres deportivos de salón, como pagar la entrada con lo caras que son, y lo que cobran los futbolistas, me pregunto con mala baba: yo nunca oigo hablar mal de estos señores —ya sé, estos nos entretienen y algo es algo— y en cambio de los políticos, que también están haciendo cosas por nosotros —aunque lo hagan mal— creo que lo hacen lo mejor que saben hacerlo y no tenemos otros, que además estos son los que se han presentado y a los que les hemos votado nosotros, tú y yo. Así que si nos han salido tontos es culpa de todos nosotros.

A estos, a los políticos, siempre los estamos criticando y comentando lo que se llevan o se dejan de llevar. Nos suben los impuestos y todos nos echamos las manos a la cabeza, pero a más de uno no le importa pagar lo que le pidan por una entrada o por una camiseta de España fabricada en Tailandia.

Todos sabemos los pedazo de casa que tienen la mayoría de los futbolistas y la pasta gansa que se llevan entre pecho y espalda los que son famosos. Pero nadie comenta el montón de gente que se dedica a la política en sus barrios que no cobra una peseta, y de vez en cuando te tienes que oír alguna burrada. Como nadie se acuerda de los miles de niños y jóvenes que juegan al fútbol como deporte y no como negocio y les cuesta una pasta gansa a sus padres.

En fin, ya veis que no me gusta mucho el futbol y tampoco la política, pero sí sé reconocer las cosas que hacen mucha gente por los demás y que nadie se entera. En este santo país nos gusta mucho criticar, pero poco hacer.