Como ya os conté, mi santo marido —debido al accidente— veía mal, total que le estuvieron mirando con los aparatos oftalmológicos correspondientes en el hospital y ha cogido una conjuntivitis de caballo, eso le han dicho hoy en urgencias.
Total que estuvimos el martes en el medico y como él —mi marido— es un asfixias, hemos vuelto hoy. Bueno, ha sido de lo mas divertido, hemos estado de excursión por tres hospitales para terminar al final en el que teníamos a cinco minutos andando de casa, os lo juro; pero antes la de cabecera que era la suplente, nos ha mandado a urgencias del Hospital de referencia (El Royo Villanova), una hora para ir. ni encontrábamos taxis a las 4 de la tarde, ni un bus pues vienen cada 20 minutos (la línea 50), claro era la hora de la siesta (todo ha sucedido de tres a seis), pues por fin un taxi, seis euros, llegamos y nos dicen que solo hay oftalmólogo hasta las dos (es un hospital de urgencias), así que esta vez hemos cogido el autobús que por suerte va del hospital que estábamos hasta el que nos han mandado; total 45 minutos entre espera y autobús, y por fin nos ha atendido, pero ya me veía yo en el hospital general al que solemos ir al final ir todos los zaragozanos ya que es el único que creo tiene de todo —la Casa Grande se llama de forma coloquial— y digo creo porque ya no entiendo nada.
Así como relataba que cuando el accidente fueros todos muy amables, en consultas normales la verdad es que la sanidad actual deja mucho que desear. Al menos en Zaragoza.
Y luego lo mejor; le han cambiado la medicación y la mas cara resulta que no entra en el seguro, vamos un cachondeo de tarde. Como veis ya vuelvo a ser la misma quejita de siempre, con menos dolores gracias a mis ángeles de la guarda, eso si.

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