Tengo perro, ya lo he dicho mucha veces. Pero para el que no tenga ni le guste, le diré que yo era muy reacia, más que nada por los inconvenientes que ello requiere. Pero ahora después de cinco años que lo tengo no me arrepiento de haber dicho SI.
Te hace mucha compañía cuando estas sola (que son pocas veces), y cuando estas triste (que son muchas más), es el que más mimos te da. El perro nota enseguida cuando te hace falta un beso y cuando lloras te limpia las lagrimas, es un fenómeno, por lo menos el mío.
Eso si, mucho cuidado con el tamaño y la raza, hay que saber qué compramos o adoptamos. El mío es un bichón maltés, tamaño perfecto y muy cabezón. Pero todo lo que tiene de burro lo tiene de cariñoso. Os dejo una imagen recién pelado, mientras estaba leyendo este blog con atención.
Lo malo que este año espero darle poco trabajo a Chusky ya que yo misma me he propuesto reír mas que llorar, haber si lo consigo, yo creo que con un poco de voluntad y suerte este año, sé que va a ser diferente.
De momento mi santo me ha regalado un viaje a los Madriles, así mañana me voy y al perro que le haga compañía mi hijo.
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