¡Y cuanto me gusta viajar! ¡¡diosle!!, ¿será una maravillosa enfermedad mental de complicada cura?
Hemos estado unos días por el País Vasco. Mas concretamente teníamos el hotel en Irún y nos hemos movido por las zonas de su alrededor con los trenes que tienen de Cercanías. Es una gozada, no se necesita el coche para nada. ¿Por qué no tenemos Cercanías en toda España?
Hasta pasamos a Hendaya y en cuatro minutos.
Por cierto estuvo todo el día lloviendo, que después de no ver llover con ganas en varios meses, fue una gozada, aunque nos pusimos como sopas.
Hendaya es pequeño, el pueblo. Pero caro de comprar con ganas de asustar. Había un mercadillo en la plaza con frutas, verduras, quesos, etc…, pero muy caro. Una docena de huevos costaba 3,4 euros. Por un kilo de uva 4 euros. No había queso por menos de 20 euros el kilo. El conejo a 7 euros. El pollo de corral a 9 euros. El tomate a 3 euros. Los melocotones a 3,5 euros.
De vuelta a Irún, fuimos a Hondarribia, muy guapa la zona del puerto y la parte vieja más alta que muchas veces no vemos, pero con muchas cuestas y escaleras, que me han fastidiado un poco las rodillas.
También estuvimos en Zarauz, y comimos en el restaurante de Carlos Arguiñano. Muy amables y el precio, pues normal para la calidad. Tomamos un menú degustación y nos chupamos hasta los dedos. Si, te dejan chupar los dedos y lo haces con los tuyos.
Y por supuesto estuvimos en San Sebastian y nos mojamos los pies en el mar; estupendo, ya lo echaba en falta.
Y todo esto en tres días.
Y las comidas ¿qué decir de las comidas y los pinchos en el País Vasco?. Y lo que me he reído. Me lo he pasado como hacia tiempo. Ahora tengo que convencer a mi hijo para llevármelo de viaje, aunque sea a mi segunda ciudad, Madrid.
Que también es maravilloso.
Mi santo esta enamoradísimo de Madrid. Aunque también se lo ha pasado muy bien, en se ha dado cuenta que de momento no hace falta coche para viajar. Al final lo convenceré de que el coche es un coñazo. Es caso es que se le vaya esa idea de la cabeza, que como no ve bien de un ojo, no debe conducir.
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