30 ago 2011

Un asunto de idiomas, billetes y jetas simpáticos

Como ya he contado, hemos estado unos días en el País Vasco. Y allí los trenes de cercanías funcionan como los metros de Londres; de maravilla, pero además tienes que meter el billete en la maquinita de control, tanto al entrar como al salir.
Y hubo un espabilado (según él, el billete lo había perdido) pero el caso es que en la salida no lo llevaba. Lo que él no debía de saber es que hay vigilantes mirando si pasas el billete o si pita la maquinica o si te cuelas al salir sin pasar el billete y… ¡zaz! lo pillaron.
¿Pero cual fue la amenaza del viajero jetilla que había pagado billete para una estación intermedia y no hasta la que realmente se había bajado? Tras discutir un rato con el revisor en la estación, le miró fijamente a los ojos y con toda la seriedad del mundo mundial le dijo:
—Y que sepas…, que hablo cuatro idiomas.
Bueno, lo que me pude reír con la amenaza.
Pero como yo le dije al guardia tras irse el viajero sin billete —cuatro idiomas tendrá, pero que no ha pagado billete y se ha salido con la suya.
Yo pensaba que le iba a amenazar con un “sé donde trabajas”, o un más simple “sé donde estas”, pero decirle que hablaba cuatro idiomas como seña de que no era un muerto de hambre es de premio, ¿pero qué amenaza es esa?
Bueno dentro de lo malo, que es que no pagó, la amenaza fue graciosa.

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