Esta confirmado, Dios no existe, y si existe esta todo el día en el infierno y de juerga con los gin tonic que ahora están de moda. O se monta las fiestas en el cielo y no se entera de lo que pasa en la tierra. O creó el mundo y pensó que él ya he había hecho bastante y ahora le toca descansar toda su vida, que encima debe ser eterna. Algo así debe ser.
Creo poco en eso de “creer” y ahora menos por las cosas que estoy viendo en la tierra. ¿Para qué miraré yo tanto?, estoy tonta por tomarme en serio todo esto.
Cuantos niños enfermos, y jóvenes, y cuantos abuelitos que no se enteran de nada y ahí siguen. Con lo fácil que lo tendría ese Dios, si existiera, para ser benevolente y hacer una selección lógica ¿no?
Ayer estuve en la residencia o guardería de agüelicos de la tía. Y digo guardería por que están todos en la sala correspondiente con tacataca, sillas de ruedas, jugando con muñecas, pintando en cuadernillos, llamando a sus madres, pidiendo ir al baño, llorando con los mocos colgando; igual que los niños, como veis todo muy animado, claro que igual en el cielo eso no los deben de querer, que tener que limpiar culos de viejos es jodido incluso para los Ángeles, que son muy blancos ellos.
En fin, que estoy para echar cohetes. A ver si se pasa el frío y el viento — ese cierzo que nos vuelve a todos un poco locos—, y me voy hacer un viajecito con mis hijos mayores, pero ¡ojo!, un viaje en tren, avión, barco —no, barco no, que me mareo—, y nos vamos a comer unos chuletones al País Vasco; bueno chuletones o una buena merluza al chacolí.

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