Lo primero pedir perdón por no poder ir a la manifestación de hoy contra la Reforma Laboral, pero es que de momento no podemos ser divisibles y tenía un acto de solidaridad con los niños de Etiopia; pero he mandado a mis dos hombres que sí han ido y me han contado que no había tanta gente como en la primera jornada de protesta.
Hecho en falta —y lo digo siempre en estos casos— a esa juventud que sí van a las manifestaciones en horas de clase, pero porque es una juerga y una clase que se fuman. En cambio les cuesta mucho ir a las manifestaciones por asuntos laborales o sociales, como si ellos no fueran a trabajar nunca.
Si no han ido por una buena causa como en mi caso, vale; pero creo que más bien la gente se cansa enseguida y abandona. Nos cuesta un poco tener obligaciones con los demás, pero esto no es pedir para los demás, es pedir para uno mismo y para nuestro futuro, para los que te rodean, por que hoy tienen la suerte de tener trabajo pero y ¿mañana?
Hay gente que dice —y esto lo he oído yo— huelga ¿para qué?, ¿manifestación y por la mañana de un domingo, después de la reseca?, yo de momento tengo mi sueldo y si no, tengo a mis papis que me cuidan.
Ahí esta la madre del cordero, los papis hemos y tenemos mucha culpa de lo que pasa con la juventud, de esa parte de la juventud que pasan de todo, mientras en el bolsillo lleven 100 euros para sus gastos.
Por que no nos olvidemos que les hemos enseñado a vivir bien, mejor de lo que muchos pueden, quitándonos cosas los padres para que los niños tengan lo mismo que el compañero, el amigo, el primo o el vecino. Y claro no saben que las cosas cuesta conseguirlas y que a veces se acaban.
Dinero que tienen, dinero que se gastan, siempre estamos los padres tontos que nos creemos que así les queremos más, y creo que nos estamos equivocando.
Pide y sigue exigiendo para ti y para tus hijos, pero también exígeles a ellos un poco de responsabilidad. Es por su bien.

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