18 mar 2012

Los dos mejillones o almejas negras de una señora mayor

Ayer se lo ocurrió a mi santo comprar un kilo de mejillones aunque a él le gustan mucho y a mi nada, pero bueno hay que joderse; a lo que voy, que compró una malla de un kilo, los coció, y claro está les quitamos la cáscara, que si no están un poco duros ☺. 

¿En cuanto crees que se quedé el kilo de mejillones, pues eran 102 gramitos de nada que los pesó tras quedarse con cara de pavo mirándolos fijamente como si fueran cucarachas diminutas, pues eran más pequeños que berberechos? Total, que valían dos euros el kilo, pero al final resulto que nos salieron a 24 euros el kilo de chicha de la de comer. 

¿A quien reclamamos a la tienda donde los compramos o al que los pesco?, al final el que paga el pato somos nosotros. Mira que le dije que teníamos en casa de esos tan buenos que venden en el Mercadona —santo Mercadona— congelados y que son lo gordos de los de ver y enseñar a las visitas, pero dijo que mejor para lo que quería hacer que fueran frescos. Bueno no los tiramos por que nos pareció un sacrilegio después de lo caros que nos habían costado y al final tubo que descongelar de los gordos. 

Mira que nos pasan veces, cosas de estas. Luego se quejan todos los vendedores, pescaderos, carniceros, verduleros, pero al final el que pagamos somos nosotros y somos los que más perdemos. Cuantas veces hemos comprado unas peras de esas gordas maravillosas y luego salen negras por dentro. En fin que me tuve que comer los mejillones, pensando que eran caviar por lo del precio y el tamaño.

¿Ustedes se imaginan presentar estos mejillones pequeñas de la foto en una cena de amigos?, claro que peor sería si fuera una cena con enemigos, jope qué ataque a nuestra autoestima.

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