Mujer sudando brutalmente en ropa interior y exterior

Pues ya estoy de vuelta de mi Pilates, ¡uf!, y no, hoy no nos ha echado las cartas para decirnos nuestro futuro en los meses del verano, pero nos ha tenido 15 minutos vibrando el cuerpo; parece suave, pero intentarlo y veréis. Hemos sudado como cerdas en celo ¿sudan las cerdas antes de quedarse embarazadas?

Entre la música que nos ha puesto y los movimientos, parecíamos una tribu africana haciendo unos conjuros para que lloviera y viniera el fresco, y luego otros 15 minutos bailando a nuestro son, con la música tranquila que él nos ha puesto.

No se cuando parecíamos más locas, por que aunque teníamos los ojos cerrados, hacíamos trampa y de vez en cuando mirábamos un poco para vernos la una a la otra, total, que hemos hecho ejercicio y no lo hemos pasado bien, que en realidad es de lo que se trata siempre.

Y ya hasta el mes de octubre, fiesta; bueno, nos ha dado una hoja con ejercicios para poder para hacer en casa. Qué ingenuo es el profe, se piensa que la gente en casa hace algo —yo sí, se avisa—pero todas decían lo mismo: —es que da, una pereza.

Más pereza da ir hasta donde hacemos el Pilates con estos calores de verano de mayo y vamos, y son 20 minutos de ir y otros 20 de volver, pero la gente somos así; hombre es más ameno hacer Pilates con gente, pero bueno, siempre puedes engañar a la familia y que ellos hagan también un poco acompañándote. A veces lo consigo, pocas, pero alguna cae mi santo en las redes de esta sufridora.

Hoy termino las clases de PIlates ¿aprobaré?

Yo hoy, como los críos, que termino mis extraescolares, quiero decir mi Pilates. Hoy pues “día especial” nos dijo el profe, aunque como sea como el del año pasado que nos echó las cartas como si de brujería se tratara y no acertó ni una, pero bueno, pasamos un rato diferente.

También es verdad que como no creo en estas cosas, es normal que no se me cumplan las adivinaciones. Claro, que tampoco creo en los regalos que hay que darle al profesor y eso sí que lo hacemos por imposición ¿ilegal?, pues estoy en una serie de problemas para el última día que no sé yo. Siempre sale la espabilada de turno pidiendo dinero para el regalo del profesor y tú que no sabes decir que no —bueno, tengo que decir que yo ya le había dicho otro día que no, pero no me sirvió de nada—, pero como te lo pide delante de todas pues qué vas hacer, pagar.

Hay gente que no evoluciona, ¡joder!, y eso ya no se lleva. Bueno, que me voy a por el último día, que con el calor que hace a estas horas no sé si cuando vuelva me reconocerán en mi casa, por que con lo que nos hace sudar y el calor, igual pierdo 100 gramicos, ja,ja,ja.

La ropa usada tiene distinto valor al cartón a peso

Al lado de mi casa hay unas casitas bajas pequeñas en donde viven gente de más de 65 años, menos en una que viven como unos 20 vecinos de raza gitana, casi todos jóvenes con los abuelos, que la verdad, no sé cómo pueden dormir, estar sí, por que la mitad del día la pasan en la puerta sentados en sus sillas tipo pueblo, te saludas y te llevas bien con ellos, pero son raros de entender en su forma de convivir, la verdad.

Pero lo que me ha sorprendido hoy, es que cuando nos hemos ido de compras había una bolsa de ropa que de vez en cuando dejan los vecinos del barrio en su puerta; hasta ahí todo bien. Es más, yo he comentado a mi santo que también podríamos bajarles ropa que ya no nos ponemos pero que está bien de calidad y mi santo que a veces es muy sabio, siempre me ha dicho: —no, vete a saber si luego no la venden en el rastro.

Eso no seria lo peor, por lo menos sacarían algo de dinero, pero cual ha sido mi sorpresa que cuando he vuelto de comprar, estaba una de las señoras mayores de la casa con una caja grandísima de cartón llena de ropa tirándola a la basura, eso si la caja la ha plegado cuidadosamente y se la ha metido en casa. Según mi santo para venderla a peso como cartón. No entiendo nada de nada. A mi hija le dio el otro día una amiga una camiseta que a la chica no le valía y ya le dije a mi hija si no la deseaba que para mi. Estamos en el mundo al revés. Anda, que no ha llevado mi hija ropa entregada por amigos de sus hijos, y yo bien contenta, y mi hija más, que tenia modelito para cada día.

Duelo a muerte al amanecer, entre coros vecinos

Ayer estuve viendo la actuación de unos coros en mi barrio. Me recordaron viejos tiempos cuando yo cantaba en un coro muy chulo. Estuvieron muy bien, incluso con tangos bailados y todo más un pianista muy joven y guapo acompañando parte de las canciones, pero… ¡qué envidiosos somos todos!

El coro de mi barrio, que organizaba el festival, había invitado a otro coro más importante y conocido a cantar, y la directora del nuestro se enfadó con los invitados, porque cantaron más canciones que ellos fuera del programa y encima —según mi santo— lo hicieron mejor. Para gustos están los colores.

Lo malo es que se notó demasiado el enfado y quedó bastante horroroso; en fin, es normal entre gallos de pelea. El nuestro, es un coro de barrio —cuidado, un gran barrio de 77.000 habitantes— con 52 componentes, y tanto la directora como gran parte de los cantantes son mayorcitos —como yo, je, je—, pero para mi gusto lo hacen muy bien, por que es muy ameno.

El otro grupo, es el coro de un banco muy importante de Zaragoza, con gente de todas las edades y una directora jovencísima, y eso creo que es lo que mas le jorobó a la directora nuestra, la poca edad y lo diferente que dirigía la del coro “importante”.

Pero ¡coñe! si ya sabes lo que hay, ¿para qué los invitas, o es que sabías que la directora era joven y llevaba poco tiempo en el grupo y querías vengarte de algo o comértela con patatas?

Pues le salió mal a la señora, por que la que quedo mal fue ella. Di que la gente de aquí ya la conocemos y sabemos cómo es de genio y figura, pero a la pobre chica joven se le quedó una cara que no creo que canten más juntos, ni aun por favores.

El juego del Ángel, de Carlos Ruiz Zafón me lo he tragado en 2 meses

He terminado de leer el libro de Carlos Ruiz Zafón “El juego del ángel”, un auténtico librote gordo que asusta cuando lo empiezas pero que enseguida te das cuenta que es muy agradable de leer. Sí, cuando empecé a leerlo pensaba que no lo acabaría nunca, ya que tiene 667 paginas y esos libros tan gordos se me suelen atragantar un poco, pero —¡ánimo cacho mujer lectora!— ya está leído y en poco tiempo, dos meses, para mi todo un reto.

Ahora tengo para leer otro del mismo escritor “El prisionero del cielo”, pero este es más pequeño. “El juego del Ángel” está bien aunque me he quedado con la copla de cuanta parte es historia o qué escenas son ficción, pero bueno me ha enganchado y me ha gustado. En algunas queda muy claro, pero en otros momentos tienes dudas.

Me estoy volviendo una gran lectora y eso es bueno para las librerías, que ahora con la crisis no venden casi, jejeje, que las pobres están un poco de capa caída; en las grandes e importantes aun ves gente mirando —¡ojo!— mirando que no comprando, pero las pequeñas siempre están vacías. ¿Y cuantos libros de los que compramos realmente leemos?, que esa es otra.

Teatro raro, para una noche rara y muy guapa

Ayer por la tarde hice unos extras mentales, je, je: me llevé a mi santo a tomar unos pinchos para cenar —fabulosos, oiga— y luego a una velada de teatro.

Tengo que decir que al teatro nos invitaron los propios actores, cosa de mi santo que mete la cabeza por donde cabe. Estuvo bien la noche, que terminamos con whisky con limonada y un gin tonic. Lástima que no teníamos a mano galleticas para picar. Bueno, picamos “otra cosa”, je, je. ¿Qué es mejor chupar o sorber?

Bueno, a lo que iba. La obra de teatro se titula “La Jirafa” escrita por Luis Buñuel, y los actores son de un grupo nacido en la Universidad de Zaragoza —creo. Con ese titulo y siendo de Buñuel ya os podéis imaginar cómo era la obra. Solo para muy entendidos, era una forma nueva de teatro moderno y surrealista. La puesta en escena y los actores muy bien, la iluminación y el sonido muy bien, pero el argumento de la obra…, que queréis que os diga, no es de mi estilo.

Eso si, les aplaudimos mucho, creo que más de lo que esperaban, pero qué leche, solo por tener los bemoles de subirse a un escenario y hacerlo tan bien como lo hicieron ya merece un aplauso. Sudaban al final que casi daban pena, pues es una obra muy complicada y trabajosa para ellos.Se me hizo muy corta, lo que indica que aunque la entendía a medias, me gustó.

Tengo que decir que era el estreno en Zaragoza y que había muchos familiares, amigos y gente de la sociedad moderna de Zaragoza. ¿Se dice la beautiful people?, jope qué internacional estoy desde que aprendo a buscar los errores en la escritura.

La verdad que hacia tiempo que no salía de noche —si se puede decir noche hasta las doce— y tengo que decir que por el centro había mucha gente, luego, mientras veníamos andando a casa la gente iba desapareciendo hasta que solo estábamos nosotros.

Los barrios, por lo menos el mío, de día tienen mucha vida pero por la noche parece que estamos en el campo, no se oye ni un ruido —¿qué suerte verdad?— pues si. Es un barrio dormitorio antiguo, dormitorio no como esos que están vacíos todo el día y solo va la gente a dormir a su casa, no, este es vivir de día, dormir de noche.

Ya le dije a mi santo, esto hay que repetirlo más a menudo, pero eso lo decimos en caliente, cuando estamos llegando a casa se nos olvida y volvemos a pasear solos con el perro. ¿Es verdad que mientras yo estoy tirada en el sofá viendo la tele por la noche sigue habiendo gente por las calles que se toman tantas copas y se dan tantos besos como yo vi anoche? ¿pero qué me estoy perdiendo yo por ver la tele?

La familia vendía cerezas sabiendo que era peligroso

Es una calle cualquiera de Zaragoza. Junto a una tienda de frutos secos a la que he ido a comprar unos churros hay una familia apoyada en el edificio.  El hombre de unos 30 años vende cerezas de una pequeña canasta apoyada sobre la acera. A unos dos metros la esposa con una niña de menos de dos años en sus brazos se dirige hasta él que está junto a la canasta con unas bolsas trasparentes.

–Anda, cógela, que quiere estar contigo.

–No, que si vienen, no quiero que te cojan a ti.

No he tirado los churros a la basura de casualidad. Me he quedado de piedra, os lo juro. No sé decir nada más. Bueno si, la niña era preciosa y no se enteraba de nada. Menos mal. Yo no estoy para florituras, pero jodo, hay familias mucho peores que la mía.

¿Los Reyes Majos chupan o sorben?

Por mas que tengamos mandándonos a una Presidente del Gobierno desde Alemania, los que parece que realmente mandan y nos dirigen en España son los periodistas de color rosa —que se joda la Merkel—; ellos son los que dicen lo que tienen que hacer tal o cual personaje, ya sea torero, futbolista o los propios Reyes. Tema del día en la prensa rosa sucio: los 50 años de casados que llevan los Reyes. Si lo hubieran celebrado comentarían que: “fíjate, con lo que les esta cayendo a ellos y a los españoles, van y lo celebran”; pero ahora que han decidido no celebrarlo de cara a la galería —quiero decir que igual algo celebrarán de puertas para dentro, no sé unas cigalicas gordas a la plancha o algo así— también tienen que decir que si están enfadados, que si se separan, que tal amante rubia y alta, que si cual elefante de más, nada, toda la mañana hablando de lo mismo.

¡Déjarlos que hagan lo que quieran!, puñeteros, ¿no son Reyes?, joder dejarles disfrutar que para eso tiene un morro y una suerte de miedo.

Luego están los lavabragas o bufones de Palacio, que están todo el día sacándoles la cara, hagan lo que hagan los famosos de turno. Suerte que tienen los Reyes, que han llegado a los cincuenta años de casados sin perder el trabajo ni la casa ¿cuántos llegaremos y cuantos no han llegado a esas posibilidades?

Ya me gustaría a mi ser Reina —que reina soy de mi casa, pero no es lo mismo, pues yo mis bragas me las tengo que lavar a mano— para poder viajar y recorrer mundo como ellos y a cuerpo de rey y nunca mejor dicho. Y con posibilidades varias de dormir cada día con una persona diferente, ¡qué guay! y sin tener que practicar ni nada que para eso se es Rey o Reina y se elije si se chupa o se sorbe.

Si ellos ya están todo el día de viajes y celebraciones ¿no? Pues ya esta, ya lo celebro yo por ellos, que además, hoy estoy un poco contenta, he ido a buscar mis resultados de los análisis y me ha bajado el azúcar y el colesterol, así que hoy me he comprado cerezas y fresas, y así que hoy comeré doble de borrajas y de fruta. ¿Y si me pusiera una copa de Rioja para celebrar lo de la vida de estos cazadores de buenas vidas?

Caída tonta no es lo mismo que caída de una tonta

Pues hoy, después de estar viviendo doce años en esta santa casa en la que hay una mala escalera para subir a una hermosa terraza de 100 m —escalera que mi hija ya la había probado unas cuantas veces— hoy pues, la he probado yo en piruetas y dolores; que sí, que me he caído por ellas, poco solo tres peldaños, por que me he parado en la revuelta que tiene y además como iba con los dos rellenos de los nórdicos pues me han amortiguado un poco la caída y me han frenado, pero eso si, me he quedado boca abajo con una pierna enganchada para arriba en no sé donde y no podía bajarla al estar girad. El perro ha ido raudo avisar a mi santo, pero él —qué listos son los hombres cuando los necesitas, puñeteros— ha pensado que el ruido que había oído era que el perro bajaba y que le pedía un premio, menudo premio, se ha asomado y me dice sujetándose todos sus riñones testiculares —¿pero tú qué haces ahí— ¡joder! pues ya ves, aquí, haciendo Pilates boca abajo, como esta semana no he ido me he dicho voy a jugar con mis piernas enganchándolas mientras beso las escaleras.

No me ha pasado nada solo el susto y un par de rasguños y un jirón en el vestido de ir por casa, bueno y la zapatillas que se han ido a cascarla, ósea por los aires.

Zapatillas que por cierto son nuevas, me las regalaron para el Día de la Madre. Qué malo es llegar a mayor. Cada vez me siento mas inútil, pero también es verdad que si delegara más en los que tengo en mi alrededor no me pasarían estas cosas, pero tampoco quiero hacerme de esas abuelitas que no puede hacer nada, todavía soy jovencísima y alguna vez más me tendré que caer para poder levantarme.

Ya sé que os vais a reír, yo también me he reído escribiendo, pero no cuando me he caído, que entonces he llorado pensando lo malo que es volverse vieja, pero poco para lo que soy yo de llorona. Me cagüenlaescalera y en la cara de pasmado que ha puesto mi santo cuando me ha vista con la cabeza más cerca del suelo que las piernas que flotaban.

Cambrils vuelve a llenarme de gozo y esperanza

Pues ya estamos de vuelta de esos días de vacaciones que he tenido, escapada de mi rutina. Han sido de descanso total, solo tengo unas pocas agujetas en las pantorrillas de andar por la arena de la playa soñando con mis realidades y mis miedos. Hemos andado poco, comido un poco más y dormir mucho. Lo malo de la vuelta es volver a la realidad de la vida que te espera, a la rutina.

Estoy convenciendo a mi hijo para que me invite unos días a San Sebastián, pero con la escusa de que tiene que terminar el master y seguir haciendo el doctorado, me dice que no puede, la realidad es que es muy agarrado, claro que siendo nieto de un soriano y un catalán es normal que sea así. Je, je, ya perdonarán los castellano y catalanes, que les quiero mucho.

Claro que mi hija tiene los mismos abuelos y es completamente diferente, toda una derrochadora. En fin pues eso esperando volver a irme en cuanto pueda. Aunque con las calores que hace no apetece mucho ir a ningún sitio. Aun dice la gente —qué bien ya tenemos aquí el calorcito—, a mi donde esté el otoño que se quite todos las estaciones. Solo de pensar que quedan por delante cinco largos meses de calor me aplatano del todo y no soy persona, soy como mi perro, todo el día aletargada, lo único que me diferencia de él es que yo me ducho tres veces al día para engañar al cuerpo.

Estoy disfrazada de rica, para disimular mi pesimismo

Estoy en el Hotel Port Eugeni de Cambrils. Descansando con el mar, envuelta en calor y vermut con olivas rellenas, con una comida que para el precio que pago es de premio al cocinero; menos de 30 euros con pensión completa por persona y un apartamento de unos 40 metros. Es un comedor como de cuartel o de colegio mayor, que el primer día te acoj..., te asustas, vamos, pero luego ves que cuidan la comida, que está en su punto de todo menos de sal, que cuidan platos de la zona bien hechos, en su punto y que son capaces de hacer un arroz con leche perfecto, una fideua con mejillones muy logrado o unas caballas escabechadas nada fuertes y muy jugosas. 

Y qué bien estoy sin fregar, queridas y queridos lectores. Y sin perro ni hijos, je, je. Mi marido tampoco es que esté muy pesado pues tiene Wifi y está entretenido aunque vaya en calzoncillos, je, je. No tengo falta ni dolor por no temer ya el apartamento, os lo juro, nada como olvidarme, tener un libro nuevo entre las piernas y si acaso una copa de cava que para eso tenemos frigorífico en la habitación del Apartamento Aragó. Mi santo me dice no se qué de un banco que las está pasando canutas, de no se quien que ha dimitido, de un tal Mariano que ya se le ha puesto cara de susto, pero yo miro a la gente de la calle y parece no enterarse de nada. Creo que nos tienen que dar más fuerte en el cogote y espabilar. Yo mientras tanto seguiré unos pocos días disfrazada de optimista, para disimularme e intentar convencerme de que no pasa nada. Así la caída a la normalidad será más dura y os la podré contar.

Las mamás son algo más que madres

Hoy, en el Día de la Madre, quiero felicitar a todas las mujeres u hombres que sean madres, de alguna u otra manera.

Yo por desgracia a la mía la perdí siendo muy niña, pero aun así tengo algún recuerdo lejano de ella. La tengo presente siempre, aparte de en las fotos que tengo repartidas por la casa, también la tengo en mi recuerdo, en mi cabeza. Yo sé que era una buena madre y esposa y aunque no la tengo, sé que allí donde esté, me ve y me cuida como hacemos todas con nuestros hijos cuando están lejos, por trabajo o placer, que todo puede ser.

Nosotras, las madres, siempre estamos para todo, en los malos y en los buenos momentos. Es nuestra obligación de ser madres. Y aunque a veces te cabrees ¡¡¡muuuuucho!!!, es como en muchos matrimonios, que estas deseando volver a verlos para darles un buen achuchón, por lo menos es lo que me pasa a mi.

Aunque se ve cada caso en la tele, que es para mandarlos bien lejos o irte tu misma al Congo a cuidar negritos, que seguro que te quieren más que algunos de estos bordes. 

Bueno, yo hoy ya he puesto mis velitas y mi incienso en honor a mi madre y a mi suegra, que para mi fue como una madre, que yo no tenia y ella cubría al no tenia hijas. Me llevaba muy bien con ella, y aunque discutíamos y le dijera perro y moro, nos queríamos mucho y enseguida se nos pasaba el enfado. Igualito que la mayoría de las suegras y nueras. 

Y ya tengo mis “regalicos”, un ramo de flores, unas zapatillas de casa, un frasco de colonia, y mi santo un viajecito a la playa. ¿Qué más se puede pedir? Pero bueno, yo seguiré pidiendo, porque aunque ante el vicio de pedir está la virtud de no dar, también está este otro refrán de que el que no llora, no mama.

Me voy a Cambrils, a disfrazarme de turista

Por fin me voy unos días de vacaciones, je, je, je. ¿Y a dónde he engañado a mi santo, para que se venga conmigo? pues a Cambrils, en Tarragona; hasta la ciudad en que hasta hace poco tenia mi segunda vivienda; pero ahora me voy a no hacer nada, a que me lo den todo hecho, a no tener que discurrir mas que para ver qué me apetece de lo que hay en las bandejas para comer. Voy de cerdito glotón, de mujer sin miedo a engordar. Hasta que vuelva, ¡snif! 

Y a no tener que limpiar el apartamento como cada vez que llegaba y darme un sofocón nuevo, por que rara era la vez que no se había roto algo. Ya sé que es muy bonito tener una segunda vivienda, pero no sirve mas que para trabajar más, y menos para descansar como todas soñamos. Esa es mi opinión. 

Mientras eres joven todo te parece maravilloso y no ves nada fuera de sitio y los hijos disfrutan un montón, conforme te haces mayor ves las cosas de otra manera; te cansas más, los hijos ya no van tanto como antes…, hasta que lo vendes y entonces es cuando ellos son los primeros que lo echan de menos y entonces les apetece ir. Vamos, que les pica la entrepierna y se acuerdan de que allí era más fácil. Ahora me voy a unos de los hoteles que cada vez que pasaba de paseo por allí, me apetecía entrar. Bueno, espero que no pasa nada antes del lunes, que es cuando me voy. Yo ya he dajado a los hijos encargados de estar en casa cuidando al monstruo del perro, que es quien peor se queda.

De momento ya tengo los billetes del bus y el hotel reservado. Ahora a probarme el traje de baño y adarme un disgustillo, por que seguro que no me cabe entre las gruesas piernas y las mollas de la barriga, pero eso se arregla pronto, comprando otro, ja, ja, ja. O pasándome una lija basta y afinando las pieles.