13 may 2012

Cambrils vuelve a llenarme de gozo y esperanza

Pues ya estamos de vuelta de esos días de vacaciones que he tenido, escapada de mi rutina. Han sido de descanso total, solo tengo unas pocas agujetas en las pantorrillas de andar por la arena de la playa soñando con mis realidades y mis miedos. Hemos andado poco, comido un poco más y dormir mucho. Lo malo de la vuelta es volver a la realidad de la vida que te espera, a la rutina.

Estoy convenciendo a mi hijo para que me invite unos días a San Sebastián, pero con la escusa de que tiene que terminar el master y seguir haciendo el doctorado, me dice que no puede, la realidad es que es muy agarrado, claro que siendo nieto de un soriano y un catalán es normal que sea así. Je, je, ya perdonarán los castellano y catalanes, que les quiero mucho.

Claro que mi hija tiene los mismos abuelos y es completamente diferente, toda una derrochadora. En fin pues eso esperando volver a irme en cuanto pueda. Aunque con las calores que hace no apetece mucho ir a ningún sitio. Aun dice la gente —qué bien ya tenemos aquí el calorcito—, a mi donde esté el otoño que se quite todos las estaciones. Solo de pensar que quedan por delante cinco largos meses de calor me aplatano del todo y no soy persona, soy como mi perro, todo el día aletargada, lo único que me diferencia de él es que yo me ducho tres veces al día para engañar al cuerpo.

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