Hoy, en el Día de la Madre, quiero felicitar a todas las mujeres u hombres que sean madres, de alguna u otra manera.
Yo por desgracia a la mía la perdí siendo muy niña, pero aun así tengo algún recuerdo lejano de ella. La tengo presente siempre, aparte de en las fotos que tengo repartidas por la casa, también la tengo en mi recuerdo, en mi cabeza. Yo sé que era una buena madre y esposa y aunque no la tengo, sé que allí donde esté, me ve y me cuida como hacemos todas con nuestros hijos cuando están lejos, por trabajo o placer, que todo puede ser.
Nosotras, las madres, siempre estamos para todo, en los malos y en los buenos momentos. Es nuestra obligación de ser madres. Y aunque a veces te cabrees ¡¡¡muuuuucho!!!, es como en muchos matrimonios, que estas deseando volver a verlos para darles un buen achuchón, por lo menos es lo que me pasa a mi.
Aunque se ve cada caso en la tele, que es para mandarlos bien lejos o irte tu misma al Congo a cuidar negritos, que seguro que te quieren más que algunos de estos bordes.
Bueno, yo hoy ya he puesto mis velitas y mi incienso en honor a mi madre y a mi suegra, que para mi fue como una madre, que yo no tenia y ella cubría al no tenia hijas. Me llevaba muy bien con ella, y aunque discutíamos y le dijera perro y moro, nos queríamos mucho y enseguida se nos pasaba el enfado. Igualito que la mayoría de las suegras y nueras.
Y ya tengo mis “regalicos”, un ramo de flores, unas zapatillas de casa, un frasco de colonia, y mi santo un viajecito a la playa. ¿Qué más se puede pedir? Pero bueno, yo seguiré pidiendo, porque aunque ante el vicio de pedir está la virtud de no dar, también está este otro refrán de que el que no llora, no mama.

No hay comentarios:
Publicar un comentario