Pues ya tengo a mi amiga Laura —hija de unos amigos muy cercanos— camino de Etiopia para estar de cooperante 3 semanas. Allí que se va desde hace años en su tiempo de vacaciones cargada. como un “serpa” en sus espaldas, con un montón de cosas occidentales, sobre todo juegos para niños y medicamentos más todo lo que puede llevarse de ropa envasada al vacío como la comida, para que ocupe lo menos posible de espacio en sus maletas, siempre y cuando allí en Etiopia cuando llegue a pasar el control de la aduana, los espabilados guardias de turno no se lo quiten para poder hacer ellos su negocio, que no seria la primera vez.
Allí se va ella con otra compañera, las dos solas, a poner un poco de color y calor para los niños ciegos y que no sean simples trozos de vida poco respetada en un mundo que carece de todo; les enseñan a que sean un poco personas y también enseñan a unos cuantos adultos para que sigan sus practicas educativas una vez que ellas se vuelven a España.
También van a un hospital —por llamarlo hospital— para ayudar a niños con falta de todo, de salud y cariño, niños que suelen ser abandonados a veces en los caminos por no tener recursos o no ser del todo normales. Me acuerdo que hace ya unos años encontraron uno que no pesaría mas de un kilo, lo pusieron en una caja con algodones y unas bombillas para darle calor, y este invierno cuando estuvo en Etiopía nos trajo una foto de cómo se encontraba con pocos meses, precioso y grandote.
Y todo esto es gracias a todos los amigos que le ayudamos dentro de nuestras posibilidades y sin duda a ellas, por supuesto, que tiene el valor de ir por su cuenta y riesgo. Sus padres la verdad es que no se acostumbran a que se vayan, por lo mal que lo pasan las tres semanas que están allí, pero cuando vuelven nos reunimos todos los amigos para ver el montos de cosas que hacen en tan poco tiempo. En aplauso para Laura de sus amigos. Y sí, por si hay dudas, hay al menos dos Etiopía, la de los ricos y la de los muy pobres, en fin.
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