Hoy mi santo me ha hecho enfadar un poco (digo poco por que ya casi ni me enfado, para lo que me sirve). Pero con el montón de libros que tenemos que sin exagerar serán como 2.000 y seguro que me quedo corta, ha bajado a comprar el periódico y como iba con un libro pues libro que ha comprado y encima me dice que esto es durante 15 domingos, ó sea 15 libros más.
—¿Y donde los ponemos?— le he preguntado yo
—¡Hay!, pues no lo sé, ya veremos —me ha contestado.
¿Qué hago?, ¿me suicido o lo mando a paseo?, ¿me lo como? (un poco duro está).
Pues nada como siempre yo soy la que cedo.
Dice que son libros aragoneses y a mi que más me da, si tenemos de todos los sitios y algunos hasta repetidos, por que como hay tantos, a veces no sabe los que tiene y los vuelve a comprar.
En estos momentos es cuando comprendo algo a las que se divorcian, hartas de tener que limpiar todas los cosas que no sirven para nada y que compran sus maridos.
Y esto que coste que lo sé de buena tinta. Tengo un amigo que le da por comprar en el rastro cámaras de fotos y radios pequeñas.
Eso si, te las enseña —las nuevas compras— como si fueran el ultimo modelo y ahí están para que su señora les limpie el polvo, por que son para lo único que valen.
Lo malo es que los libros, aparte de ocupar espacio, y aunque él diga que no, ¡¡¡crean bichos!!!.
Y eso que todavía no está jubilado, miedo me da el día que lo tenga en casa ¿por qué nueva manía le dará?.

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