He estado dos días con mi santo en Vitoria y muy bien, una ciudad que sorprende por su actividad humana. Como han sido días en los que celebraban que les habían dado la marca de “Ciudad Verde” estaban las calles por la tarde y noche, llenas de gente paseando, con actuaciones y sobre todo mucha actividad.
El tranvía es un gran medio de trasporte urbano y da a la ciudad una visión muy europea. El Casco Viejo o la Parte Vieja de Vitoria es una serie de calles llenas de bares de tapas y estos días de un mercado de alimentos naturales y artesanía lo que todavía le daba más sensación de estar en siglos pasados. Nos hemos reído mucho y hemos comido muy bien. Vamos, que no se le puede pedir nada más a dos días. Incluso nos hemos traído quesos artesanos, aceitunas negras picantes y bollos de chorizo. Y cecina de burro y morcilla vasca y…, y ganas de volver.
Si, lo sé, mi vicio es viajar. Es más barato que algunos vivios conocidos y además me sabe mejor.
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