4 abr 2012

El que no se entretiene es porque no sabe mirar

Ya no hace falta ir en el autobús con tu propia música, pues con los tonos de los móviles de los pasajeros tienes música suficiente para ir entretenido. Y hay que ver los tonos que tienen algunos, que te dan ganas de ponerte a bailar en el bus; y lo que tardan en cogerlo si es que lo llegan a coger, yo creo que lo dejan sonar a idea para que lo oigamos bien. Eso o son sordos o son lentos de reacción. Uno lento me gustaría a mi, que todos son muy rápidos, je, je.
Ayer le sonaba a uno un pasodoble torero, y casi lo cojo yo de su bolsillo antes que él, ¡que tranquilidad, qué pachorra! “pa” mis nervios.
Y el del Barsa aun es pasable, pero el de “chico, cógeme que te estoy llamando”—este a todo volumen— no sé la de tonos que escuché en poco rato que presté atención.
Y luego está el que hay que oír sin querer las conversaciones privadas. Vamos, que por muy largo que sea el trayecto —45 minutos desde mi casa a la de mi hijos— vas de lo más entretenido.
Luego y para obligarme a escribir de ellos, —que yo no sabia que en los autobuses se van entrenando para el circo— había una cuadrilla de jovenzanos haciendo el trapecio y colgándose de las barras. Oye, pues qué bien, no sabia yo que en el precio del billete entraran tantas cosas.
Lástima no se hubieran abierto la cabeza de un porrazo, por ir haciendo el gamberro; claro que encima igual había que indemnizarles y todo. Bueno que se me hizo el trayecto de lo mas entretenido y me he jurado que en cuanto me aburra con el “Sálvame” me voy a coger el autobús y me pondré abiertos los ojos y los oídos. Ya os contaré.

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