Estoy en Valladolid, la ciudad de las plazoletas, las iglesias y las calles porticadas. He visto poco todavía, pero no me encajan algunos precios, de verdad. Un hotel en el centro con desayuno buffet para dos adultos que comen de todo, nos ha salido por 45 euros el día, es decir muy barato y con Wifi. Pero en cambio no hemos encontrado menús por menos de 16 euros, es decir algo más caro que en otras ciudades.
Voy convenciendo a mi santo de que viajar en autobús es posible. La culpa es suya por atontarse en el accidente, je, je. Hay que reírse de casi todo. El caso es que una vez que ya me ha aguantado 5 horas en autobús sin quejarse mucho, me toca buscar ciudades a las que se pueda viajar en autobús hasta 6 horas de trayecto.
Que sí, que es mi vicio. Más caro que fumar, pero más sano. Y como vamos buscando las bajos costes, pues oye, que mientras podamos, aprovechamos, que luego se le estropeará la próstata y no me aguantará tanto tiempo de viaje sin mearse. Que hay que pensar en todo. ¿A las mujeres también se nos estropea la badana del grifo? Si, ya sé que si.
Hoy creo que nos vamos de museos, que es lo que le gusta a mi santo, el caso es dejar que algunos ratos haga lo que a él le gusta, para compensar. Pero me lleva a ver unos cuadros tan raros, que yo me atonto. Me atonto más, quiero decir. Ya contaré.
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