Esta ciudad nuestra, es maravillosa. No es ni grande ni pequeña, tiene un tamaño que está muy bien para vivir aunque con tendencia a crecer. No dejéis que vuestras ciudades crezcan por encima de los 500.000 habitantes, es una pérdida de calidad.
Pero tiene una pega con su tiempo atmosférico, que la joroba, pues en verano hace mucho calor y en invierno —que es peor—o bien tenemos nieblas de esas densas que no pueden ni aterrizar los aviones, o nos hace un cierzo que se nos lleva por delante. O sol con mucho viento y frío o nieblas heladoras cuando en toda España hace un sol de aprovechar. Es lo de vivir en un valle hundido por el Ebro.
A mi como estoy robusta, pues me zarandea poco el viento, pero los tirillas esos me imagino que tendrán que llevar piedras en los bolsillos para que el aire no los estampe contra la pared. :-)
No lo digo en chunga, aquí cuando hace aire lo hace con todos los bemoles del mundo, para qué nos vamos andar con tonterías. Yo, que vivo en un octavo cielo (digo piso), se oye silbar que da miedo. Yo desde luego le tengo un poco de fobia y no es broma, me da la sensación de que en cualquier momento vamos a volar por los aires. Por lo demás pues es una ciudad que está muy bien. Y mi barrio el mejor, qué voy a decir yo, que vivo aquí ¿verdad?.
Estimada "mujer adulta", el viernes conocí su blog. Quedé enganchado al instante. Ahora al socaire de la tranquilidad dominical he vuelto a buscarlo con la misma ansiedad con la que se sale a la puerta de un bar para poderse fumar un cigarrillo (los fumadores). Por estas tierras del Santo Reino también sopla un viento a veces, que se las trae, aunque no tiene nombre, pero se parece al que narra usted. Espero poder seguir disfrutando de sus jugosos comentarios que le agradezco cordialmente.
ResponderEliminarGracias por seguirme. Un encanto
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