Hoy estaba deprimida y me ha dado por limpiar medio mundo mundial sin salir de la cocina. Soy así de chula y así de tonta. Bueno, al menos es barata la consulta médica, y funciona, vaya que si funciona.
Otras y otros les da por irse a comprar, pero cuando se es pobre de dineros, sale más económico liarse a limpiar cacharros. Al menos no pensaba en otra cosa.
Pero mi santo, que es muy suyo, venía de vez en cuando por detrás y me preguntaba que qué hacía. El muy canalla no se ha puesto a limpiar conmigo, no, dice que eso no funciona y que lo que debería hacer era irme de fiesta o de juega o al menos de viaje. No me entiende nada.
He descubierto hasta un aparato para rallar verduras, quesos y yo que sé qué cosas, que era de mi suegra. No lo utilizaremos nunca, pero mi santo enseguida ha dicho que lo dejara a la vista porque era muy útil. Como no sea para sacarle rodajas a su “pilila”, no sé para qué lo va a utilizar. Pero se lo he dejado a mano, por si acaso.
He encontrado botes de cristal vacíos de esos que me guarda yo que sé para qué, mi santo en la cocina. Que no se los tiro, que no, faltaría más, pero esos no se los he limpiado. ¿Para qué se los guardará?. Me hace unos inventos de lo más idiotas. Ahora le está dando por hacer aceitunas aderezadas con picantes o con limón. Paciencia, ¡dios! No termino nunca de limpiar porque siempre hay trastos que encuentro escondidos por los rincones de los armarios de la cocina. El próximo piso será un apartamento de una sola habitación y con pocos armarios. ¿Y por qué le llamo yo "santo" si es un…?

No hay comentarios:
Publicar un comentario