Pues he puesto el belén, acto tradicional familiar donde los haya. Este año como no tengo el cuerpo para muchas jotas, solo he puesto el nacimiento y algunos animalicos. Normalmente lo suelo poner de dos metros por uno, pero este año en una mesita de 0,80 y le sobra sitio para que corran las gallinas.
Para postre del día triste, hoy mi santo pone Antena3 y todo son dramas. Así que he dicho, me voy a escribir un poco, haber si me animo.
Estoy, ¡¡chot!! pero chot.
Tampoco sé muy bien por qué, pero son de esos días que te estarías todo el día tumbada en el sofá. Espero que se me pase pronto; esto es el otoño que es muy traicionero y te juega estas pasadas.
Tengo un marido buenísimo, una hija muy cariñosa y mi hijo que no sabe qué hacerme para que me ria. La salud más o menos bien. Gracias al que sea —¿será Dios o dios?—, no me falta de nada —no aseguro que gracias a Dios por que no creo mucho y encima mi santo me está quitando todas las creencias, el muy puñetero—.
Bueno, vivimos bien gracias a mi santo que ha trabajado mucho. Por eso yo misma me pregunto, ¿y por qué tengo que estar triste?, pero no encuentro la respuesta ni nadie que me la dé.
En fin, mañana será otro día, y encima fiesta.
Vienen mis hijos mayores a comer, así que aunque no tenga mucha gana, les hare una paella de esas que les gustan a ellos. Y por lo menos estaré un poco entretenida. Y si sale el día malo, le mandaré a mi santo que haga él la paella que le queda mucho mejor y encima se pone hasta contento. ¡¡Es más tontico el pobre!! —perdona chato, te lo digo en broma, para que quede bien la entrada—.

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