20 dic 2010

Hoy toca llorar, pues ayer tocó reir. Es la vida, muchachos

Ayer estuve comiendo en casa de unos buenos amigos. Me reí todo lo que pude y más, y ya me dicen mis hijos que me conocen muy bien —mamá, no te rías tanto que luego siempre pasa algo raro— y así ha sido.
Después de andar 16 kilómetros que ya no podíamos ninguno ni con las orejas, hemos llegado a casa y llaman a la puerta —correos— han contestado ¡uh! ¡huyhuyhuy!, no me gusta esto hemos pensado los dos, y así ha sido.
Un burofax, que será, será, pues nada que han despedido a mi santo de su trabajo, así como suena. Ni dando la cara, por burofax y dos bemoles mal puestos.
Este ha sido el aguinaldo de la empresa, no está mal; como está con la baja desde el accidente ya que no ve y están estudiando realmente qué es lo que le pasó, pues ala, ala puta calle, que ya no nos sirves.
Tenían razón mis hijos, ayer me reí demasiado y hoy lo hemos pagado bien. Pues nada al paro, otra manera de vivir la vida y verla de otra manera ya que nunca ha estado en el paro y lleva 40 años currando sin parar.
No se iba él a jubilarse, después de tantos años trabajando y sin probar este estado de vida.
Ya dicen que hay que probar de todo, pues nada, al desempleo.
Ahora la baja por enfermedad y el paro de golpe. Espero que nos toque la poquísima lotería que llevamos y también podemos probar cómo viven los ricos o medio ricos, por que con la poca lotería que llevamos y la suerte que tenemos, o nos toca el más gordo o no hacemos nada. En fin contentos tenemos que estar que estemos tan bien después de las vueltas de campana que dimos con el coche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario