15 mar 2010

La tía Cotín sí tiene quien le escriba

Ya no tengo ni padres ni suegros, todos se fueron hace mucho tiempo, y además sufriendo poco que es como nos teníamos que ir todos. Pero tenemos una tía de mi marido, soltera de 90 años y como único sobrino mi marido; así que tenemos que ejercer casi de hijos; vamos a verla todas las semanas ya que esta en una residencia.
Cuando vivía sola no quería ni que la fuésemos a ver, porque decía que le quitábamos tiempo para estar con las amigas, y tomarse sus cafecitos en las cafeterías.
Ahora, que ya se ve un poco mayor (pero no como todos los que están con ella, no, que los demás son viejos, pero ella todavía se considera joven), pues quisiera que fuéramos todos los días a estar con ella, ahora dice que hecha en falta haberse casado, que así sus hijos irían todos los días a verla (suponiendo que hubiera tenido), aunque la realidad a veces es muy dura.
Esta semana que ha estado pachucha con unas muelas hemos ido cuatro veces y aun así sonriendo nos dice siempre que nos vamos ¿y cuando volvéis?
Nos cuenta sus historias una y otra vez y siempre las mismas claro, y nosotros como si fueran nuevas, escuchamos y nos reímos con ella, y eso le gusta. Sí, le encanta que nos riamos de lo que sea, busca alegría a su alrededor. Eso si, ella ya nos dice —noticias malas nada, ni me las contéis, que no tengo ganas de pasarlo mal. Con lo que yo me divertía, lo bien que me lo he pasado yendo al parque a merendar con las amigas (que por cierto también eras o son solteras) sentarme en un banco en el verano y hablar con la gente, y ahora aquí que parecen que están todos enfermos, tristes y mudos.
Teníais que ver en qué residencia esta la señora, ya la quisiera yo cuando me toque, pero con sus ahorros lo ha podido hacer, fue dependienta en un comercio y desde luego se nota por el palique que tiene.
Se vuelven (nos volveremos) como niños grandes, y piden atención como ellos, y ahora que ya ha visto que si esta mala vamos mas, ya veremos cuantas veces se pone “malita” para que vayamos mas veces; bueno, mientras podamos lo haremos con todo el cariño del mundo, esperando que cuándo nos toque nos hagan lo mismo, porque dicen que los hijos hacen lo que ven, pero yo no estoy segura de eso al cien por cien.
Lo que hace falta es llegar como ella, si estás bien, y si no, irte cuanto antes y sin hacer mucho ruido. De momento ella sigue, tomándose su cafecito a mitad de mañana en una cafetería y leyendo todos los periódicos que puede, y sobre todo la revista El Pronto todas las semanas.

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