21 abr 2010

Quien de trapo llega a toalla, se convierte en un…

No hay nada peor que llegar de trapo a toalla, y creerse albornoz. Nos hemos esterado esta semana de dos casos muy allegados. Una reponedora (que coste que mi yerno es reponedor y con mucho orgullo, que la cosa es trabajar y ganar dinero), pero esta señora, que ahora la han ascendido y la han puesto de oficinista y encargada se le ha subido y de qué manera el papo, que trata a la gente fatal, no se da cuenta que igual que sube, algún día bajará ( espero).
Luego tenemos otro caso peor, este era trabajador normal y que se llevaba bien con el jefe de personal, le contaba sus cosas, había buena relación vamos, que incluso el jefe hacia a veces de padre confesor; por desgracia el jefe cayo enfermo un tiempo, el corazón le dio un pequeño susto y la sorpresa fue cuando volvió; al empleado lo habían hecho jefe de taller y encima había comprado una pequeña parte de la acciones de la empresa. Para que os quiero contar el resultado, peor que mal, ¿por qué somos tal malos, egoístas, superfluos?
Me costa que el anterior jefe era una buena persona, y no tenia nada que ver con estos dos energúmenos, pero de todo hay en la viña del Señor, espero que a ellos la vida les dé lo que se merezcan, aunque ha veces contra peor eres, mejor te va en la vida.
No entiendo nada, espero que alguien me lo esplique.

1 comentario:

  1. Los "trapos" nunca pueden aspirar a ser "toallas". A veces lo que sucede es que ponemos en el lugar de las toallas a trapos, pero te puedo asegurar que casi nunca se convierten en toallas.

    Los trapos se diferencian de las toallas en que no tienen ni capacidad ni deseo de aprender, en que son bastos y sin capacidad de empatizar.

    Limpiarse la vida con un trapo es muy jorobado. Es uno de los grandes males de la economía española. La bajísima preparación humana, profesional y empresarial de mucchos trapos que están colgados en los toalleros, y que no quieren aprender.

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